28/12/01

¡¡¡VIVAN LOS REYES... MAGOS!!!

CESÁREO JARABO JORDÁN | Nos están amenazando, desde hace años, con la supresión de la fiesta de los Reyes Magos.

Del mismo modo que suprimieron, con la anuencia de algún clero, la festividad de Corpus Christi y la Ascensión, quieren ahora retirarnos una festividad tan entrañable y tan cristiana como la de los Reyes Magos.

El señor Manuel Azaña, tan admirado por el señor José María Aznar, no pudo hacerlo. La persecución con las armas y el asesinato de quienes participaban en demostraciones cristianas como el Corpus, no pudieron acabar con la celebración de fiestas tan señeras de la Iglesia.

Pero el enemigo, que sigue siendo el mismo, ahora está consiguiendo todos sus objetivos, incluido el asesinato de los fieles, pero de una manera sutil y hasta con apariencia de inteligencia. Ahora, debemos reconocerlo, el enemigo no es tan bestial, aunque sí tan criminal o más si cabe. Ahora no provoca derramamientos de sangre a mansalva. Ahora, los cuerpos tan solo son asesinados en su estado de gestación, y en breve (y si no al tiempo), en su estado de ancianidad o de enfermedad.

Debemos reconocer que su capacidad de asesinato ha evolucionado. Ahora el asesinato de los fieles más que físico es espiritual, y los fieles, que durante años se han encontrado abandonados por sus pastores, quienes han abierto las puertas al enemigo de la Iglesia, como hace siglos hiciese Don Oppas o Elipando, asisten impotentes a las razzias espirituales que de continuo se efectúan sobre la grey.

En esa evolución de asesinato espiritual, y si hace años le correspondió el turno a unas fiestas señeras, ahora le toca el turno a los Reyes Magos. Y es que, de verdad, la jugada les salió muy bien, y como resulta que para ellos, lo que importa es el consumo, y nada más, ya han ido sembrando la cizaña entre el trigo; ya han sembrado gorritos rojos, estúpidas musiquillas que sustituyen a los villancicos, grotescos muñecos vestidos de rojo que pretenden sustituir a personajes históricos como los Reyes Magos, risas que sustituyen a la alegría y a la felicidad, y en definitiva, fiestas de invierno (¿o de infierno?), que sustituyen a la Navidad.

Ante esta situación, sólo queda convocar al pueblo español a la Revolución al grito de ¡¡¡VIVAN LOS REYES!!!…MAGOS, por supuesto.

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