CESÁREO JARABO JORDÁN | He asistido al pleno del Ayuntamiento de Castellón porque se iba a debatir un asunto que interesa al 25% de la población de Castellón, entre la cual me encuentro; a saber: La familia numerosa y las supuestas “concesiones” que nos iban a otorgar; concesiones que la portavoz del Partido popular, a bombo y platillo ha dicho que iban a ser unas, y que tras la lectura de la propuesta del partido gobernante, claramente no son más que agua de borrajas; mentiras diría uno desde fuera, y “declaraciones políticas” diría un implicado en el asunto.
En cualquiera de los casos, escribo esta carta sin conocer el resultado de la cuestión, porque tras dos horas y media de estar escuchando los más dispares argumentos de cada uno de los políticos, tengo que decir que todos me han convencido; la derecha le ha dicho a la izquierda poco menos que sinvergüenzas, y la izquierda le ha dicho a la derecha poco menos que lo mismo; yo, ni quito ni pongo rey, y no me quiero enfadar con ninguno de ellos, porque estoy convencido que unos y otros tienen razón…
Han hablado de la urbanización de Castellón. Unos que si querían hacer una actuación en el Grao; otros, que si la querían hacer en la parte alta, por detrás de la vía… No sé, yo he oído que unos, los de “la izquierda”, defendían más un plan que atendiese la parte alta, siendo casual que eran propietarios de fincas en esa zona, mientras que los de la derecha defendían más la actuación en la parte del Grao, siendo casual que eran propietarios de fincas en esas parte. Todo casualidad, y nada más que casualidad, a ver si algún mal pensado va a decir otra cosa. Por favor.
El caso es que la cuestión que me había llevado a escuchar esa conversación se retrasaba; la gente, que en un principio abarrotaba el salón de plenos, muchos de los cuales eran padres de familia numerosa, me han dicho que no podían esperar más, porque tenían una familia que atender, y que no la podían posponer al capricho de los políticos, que diferían la discusión del tema que nos llevaba al Ayuntamiento.
Así las cosas, a las ocho y media quedábamos media docena de interesados, y como en mi casa tenía cosas más importantes que hacer, me he marchado. No sé si alguien más habrá abandonado la dulce compañía de los políticos; lo que sé cierto es que ahora tienen argumento para defender su no hacer nada a favor de las familias y sí en contra: si los interesados no hacen acto de presencia…
Sí hacen acto de presencia, pero ustedes, acostumbrados al arte de embaucar al personal los aburren y hacen que se vayan.
Y para colmo, a las ocho y media han hecho un receso para… ¿para qué? ¿para resaltar a las cuatro personas, contadas, que quedaban su número y la poca importancia del tema?. Muy hábiles los políticos. Pero muy hábiles. No es de ahora, señores regidores; ya hace tiempo que sabemos lo que representamos para ustedes; son ustedes los que parecen no saber lo que representan para nosotros.
En cualquiera de los casos, escribo esta carta sin conocer el resultado de la cuestión, porque tras dos horas y media de estar escuchando los más dispares argumentos de cada uno de los políticos, tengo que decir que todos me han convencido; la derecha le ha dicho a la izquierda poco menos que sinvergüenzas, y la izquierda le ha dicho a la derecha poco menos que lo mismo; yo, ni quito ni pongo rey, y no me quiero enfadar con ninguno de ellos, porque estoy convencido que unos y otros tienen razón…
Han hablado de la urbanización de Castellón. Unos que si querían hacer una actuación en el Grao; otros, que si la querían hacer en la parte alta, por detrás de la vía… No sé, yo he oído que unos, los de “la izquierda”, defendían más un plan que atendiese la parte alta, siendo casual que eran propietarios de fincas en esa zona, mientras que los de la derecha defendían más la actuación en la parte del Grao, siendo casual que eran propietarios de fincas en esas parte. Todo casualidad, y nada más que casualidad, a ver si algún mal pensado va a decir otra cosa. Por favor.
El caso es que la cuestión que me había llevado a escuchar esa conversación se retrasaba; la gente, que en un principio abarrotaba el salón de plenos, muchos de los cuales eran padres de familia numerosa, me han dicho que no podían esperar más, porque tenían una familia que atender, y que no la podían posponer al capricho de los políticos, que diferían la discusión del tema que nos llevaba al Ayuntamiento.
Así las cosas, a las ocho y media quedábamos media docena de interesados, y como en mi casa tenía cosas más importantes que hacer, me he marchado. No sé si alguien más habrá abandonado la dulce compañía de los políticos; lo que sé cierto es que ahora tienen argumento para defender su no hacer nada a favor de las familias y sí en contra: si los interesados no hacen acto de presencia…
Sí hacen acto de presencia, pero ustedes, acostumbrados al arte de embaucar al personal los aburren y hacen que se vayan.
Y para colmo, a las ocho y media han hecho un receso para… ¿para qué? ¿para resaltar a las cuatro personas, contadas, que quedaban su número y la poca importancia del tema?. Muy hábiles los políticos. Pero muy hábiles. No es de ahora, señores regidores; ya hace tiempo que sabemos lo que representamos para ustedes; son ustedes los que parecen no saber lo que representan para nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario