2/10/01

Liberalismo y guerra

CESÁREO JARABO JORDÁN | Hijos del pueblo que oprimen cadenas, esta ignominia no puede seguir…

…Es el fin de la opresión.

… Y a la mujer del obrero la pisan cuatro mangantes de esos que tienen dinero…

Tres versos de tres canciones diferentes que hace años cantaba la progresía…

Manipulación, tergiversación, incultura y asesinato…

Siempre he defendido que tras los cantores de estas canciones latía una ideología inhumana y contraria a los intereses de los trabajadores que decían defender.

Cuando las escuchaba, lo hacía de boca de quienes hoy se encuentran en la mejor de las sociedades. Hoy no precisan seguir cantando esas canciones, porque su máxima aspiración social, con matices, es la sociedad actual.

Yo siempre defendí que marxismo y capitalismo son una misma cosa; dos caras de la misma moneda: el materialismo. Y el liberalismo, su vía de ejecución.

Y aquí estamos, en un mundo sin Dios donde se confirma mi aserto. Siguen con la pantomima de la derecha y de la izquierda, pero la derecha se diferencia de la izquierda en asuntos tan sutiles que, se diría, sólo se dirimen en la titularidad de la cuenta corriente.

Que los métodos salvajes y asesinos del marxismo han devenido inútiles para la instauración del sistema es, salvo excepciones como la del terrorismo subsistente en España, manifiesto; siendo sin embargo, de general reconocimiento, los métodos de asesinato del alma llevados a cabo por el liberalismo.

El liberalismo ha demostrado a su hermano el marxismo que se puede asesinar al hombre sin derramamiento de sangre, motivo por el cual ambos se han unido en el parlamento, donde consiguen anular la mente del pueblo entero.

La muerte de la persona se produce cuando el alma deja el cuerpo, y en nuestra sociedad… ¿cuántos cuerpos sin alma deambulan a nuestro alrededor?

La sociedad liberal-capitalista ha asesinado al hombre. Sólo tiene zombis que votan; zombis que trabajan; zombis que van al fútbol y ven la televisión…

Y luego, el idiota de Ben Ladino dice que Occidente está de cruzada, cuando la verdad es que Occidente está encerrado en la mazmorra del capitalismo. Quién le ataca es el liberalismo, ateo él.

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