11/12/01

El PP, el pio pio y la igualdad de la mujer

CESÁREO JARABO JORDÁN | Leo en el minidiario de la Comunidad valenciana de 11 de Diciembre que las madres, las abuelas… las prostitutas…, y siempre según el presidente de la Generalidad, tienen mucho en común.

No sé si tal afirmación será por conocimiento cercano de alguna realidad propia de quienes se reunieron para decir tal genialidad. Pero además de los señores políticos, y aunque les parezca mentira a los señores políticos, están las abuelas, las madres, las esposas y las hijas del resto de los mortales.

Estas no tienen nada en común con el colectivo que los políticos atienden en su “Plan de Igualdad de Oportunidades (PIO)”. Estas mujeres, que representan la mayoría absoluta de la Comunidad Valenciana, del pueblo español, de la Hispanidad, no tienen nada en común con el “PIO”, porque las mujeres a las que me refiero, y a pesar del “PIO”, son libres; son madres, son esposas, son trabajadoras.

Pero madres ajenas a los criminales planes de natalidad impuestos (desde la ONU hasta los gobiernos de las taifas). Se trata de mujeres que se dividen en dos grandes grupos; a saber:

Las que por mil circunstancias se dejan manipular a medias por el sistema opresor imperante, se someten a medias a sus inhumanos designios y renuncian a la superior tarea de ser varias veces madre. Esas que en parte se doblan a la voluntad manipuladora y antihumana del sistema imperante, que las aboca a la explotación en el campo laboral, donde con su irrupción, el sistema capitalista dobla la oferta de mano de obra, y según sus mismas leyes, la abarata considerabilísimamente, consiguiendo, con el mismo costo, el doble de producción.

Estas mujeres pagan permanentemente su osadía de ser madres.

El segundo grupo es el constituido por las mujeres que, a pesar de todo, deciden ser libres. Son las que constituyen una familia y dedican los años más fértiles a cumplir con la mejor aportación que pueden hacer a la sociedad: sus hijos.

Estas mujeres saben que tener un hijo no es parirlo. Saben que es parirlo y criarlo. Estas mujeres saben que la mejor educación y el mejor favor que pueden dar a sus hijos es nada más y nada menos que su propia existencia. Estas mujeres, evidentemente, no tienen nada que ver con el “PIO”, pero son, sin lugar a dudas, las que mejor pueden “piar”. De hecho son las que más dicen de la Humanidad.

Aquellas mujeres, las del primer grupo, no dicen ni “PIO”, siendo como son, maltratadas por el sistema opresor, sistema en el que el Sr. Zaplana, el Sr. Blasco y la Sra. Más se encuentran tan a gusto.

Aquellas se ven en la obligación de abandonar a sus retoños en guarderías, verdaderos aparcamientos de niños que en nada favorecen su desarrollo humano, y que consumen parte de los ingresos que no tendría si dedicase su vida a sus hijos.

Pero las del segundo grupo tampoco dicen ni “PIO”, porque aún teniendo formación profesional suficiente, y cuando la edad de sus hijos se lo permite, y necesitando perentoriamente entrar en la rueda de producción capitalista (porque el sistema ya se ha encargado de ahogar económicamente a su familia), entonces, el sistema le dice que le falta experiencia.

Y es que el sistema, además de antipatriótico, parásito, ateo y antihumano, es manifiestamente mentiroso.

El sistema que tanto gusta al señor Zaplana, al señor Blasco y a la señora Más, miente…de forma permanente.

Y miente cuando a una madre de familia, con suficiente formación académica, le dice que le falta experiencia para trabajar.

Miente porque esa mujer tiene una formidable experiencia, desarrollada durante años en el gobierno de su casa, de su marido y de sus hijos.

Lo que sucede es que la opresión social es tan manifiesta que la pobre no puede decir ni PIO.

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