CESÁREO JARABO JORDÁN | El gobierno ateo, antinacional, antifamiliar y liberal del Partido popular, en su lucha sin cuartel contra las familias, no para de imponer subidas en los impuestos.
Si a nivel municipal se incrementa el impuesto sobre las basuras, al resto de los niveles administrativos se perfecciona el expolio llevado a cabo sobre el letalmente pacífico pueblo español.
Y es que, según nuestro ímprobo ministro de Hacienda, no está bien que desde 1999 no se incrementen los impuestos a los carburantes, porque en definitiva, por cada 100 ptas que cada españolito paga al llenar su depósito de gasolina, sólo 66,6 corresponden a impuestos. Y es que los españoles somos unos viciosos y no hacemos más que quejarnos.
Dicen que el incremento va destinado para que las autonomías cubran sus gastos suntuarios… Ay, perdón, sus gastos sanitarios. ¿En qué estaría pensando?.
Gastos suntuarios (y dale, sanitarios quiero decir) que se producen por la nefasta política anti-natalista llevada a efecto durante los últimos años, tiempo en el que por actos diversos, a cual más cruel, inhumano y estúpido, han dejado de nacer hasta seis millones de españoles; seis millones de españoles que en gran parte, caso de haber nacido, estarían cotizando a la Seguridad Social.
Ahora, los parásitos sacan de la manga el único arte que saben desarrollar a la perfección: exprimir más y más a los administrados; implantar nuevos impuestos que les permitan tapar su incompetencia y su avidez. No les basta con Gescartera; no les basta con la creación de puestos de trabajo superfluos donde enchufar a sus allegados; necesitan más; más dinero. Y como ya no les queda qué vender de nuestra Patria, pues han vendido hasta la dignidad de ser españoles, no les queda otro camino que acelerar más la marcha a la indigencia de las personas, y en particular de las familias.
Y es que, aunque nos privemos del vehículo, en un mundo en el que el vehículo se ha convertido en elemento de primera necesidad , no nos vamos a librar del incremento del precio de la gasolina, porque todo el sistema económico en el que estamos inmersos es dependiente de los combustibles procedentes del petróleo. Así, el pan, la leche, la carne, el pescado, los zapatos… todo, absolutamente todo experimentará un incremento de costes, como poco, acorde con el incremento de impuestos con el que nuestro protector gobierno nos quiere obsequiar.
La sanidad pública, que ha sido llevada a la ruina por la actuación de unos políticos incompetentes, y ¿quién sabe si algo peor?, está siendo soportada sobre las espaldas de las familias; sobre unas espaldas que ya no pueden soportar más carga. Familias que deberían comenzar a plantearse la exigencia de escindirse, con el patrimonio correspondiente, naturalmente, de la Seguridad Social, y crear un sistema de Seguridad Social liberado del parasitismo de los políticos, quienes son tan valiosos que, seguro, podrán vivir sin necesidad de nuestro concurso.
Quizás así, se verán liberados de su desagradable situación actual, que les obliga a aplicar una política fiscal que, seguro estoy, no desean.
Si a nivel municipal se incrementa el impuesto sobre las basuras, al resto de los niveles administrativos se perfecciona el expolio llevado a cabo sobre el letalmente pacífico pueblo español.
Y es que, según nuestro ímprobo ministro de Hacienda, no está bien que desde 1999 no se incrementen los impuestos a los carburantes, porque en definitiva, por cada 100 ptas que cada españolito paga al llenar su depósito de gasolina, sólo 66,6 corresponden a impuestos. Y es que los españoles somos unos viciosos y no hacemos más que quejarnos.
Dicen que el incremento va destinado para que las autonomías cubran sus gastos suntuarios… Ay, perdón, sus gastos sanitarios. ¿En qué estaría pensando?.
Gastos suntuarios (y dale, sanitarios quiero decir) que se producen por la nefasta política anti-natalista llevada a efecto durante los últimos años, tiempo en el que por actos diversos, a cual más cruel, inhumano y estúpido, han dejado de nacer hasta seis millones de españoles; seis millones de españoles que en gran parte, caso de haber nacido, estarían cotizando a la Seguridad Social.
Ahora, los parásitos sacan de la manga el único arte que saben desarrollar a la perfección: exprimir más y más a los administrados; implantar nuevos impuestos que les permitan tapar su incompetencia y su avidez. No les basta con Gescartera; no les basta con la creación de puestos de trabajo superfluos donde enchufar a sus allegados; necesitan más; más dinero. Y como ya no les queda qué vender de nuestra Patria, pues han vendido hasta la dignidad de ser españoles, no les queda otro camino que acelerar más la marcha a la indigencia de las personas, y en particular de las familias.
Y es que, aunque nos privemos del vehículo, en un mundo en el que el vehículo se ha convertido en elemento de primera necesidad , no nos vamos a librar del incremento del precio de la gasolina, porque todo el sistema económico en el que estamos inmersos es dependiente de los combustibles procedentes del petróleo. Así, el pan, la leche, la carne, el pescado, los zapatos… todo, absolutamente todo experimentará un incremento de costes, como poco, acorde con el incremento de impuestos con el que nuestro protector gobierno nos quiere obsequiar.
La sanidad pública, que ha sido llevada a la ruina por la actuación de unos políticos incompetentes, y ¿quién sabe si algo peor?, está siendo soportada sobre las espaldas de las familias; sobre unas espaldas que ya no pueden soportar más carga. Familias que deberían comenzar a plantearse la exigencia de escindirse, con el patrimonio correspondiente, naturalmente, de la Seguridad Social, y crear un sistema de Seguridad Social liberado del parasitismo de los políticos, quienes son tan valiosos que, seguro, podrán vivir sin necesidad de nuestro concurso.
Quizás así, se verán liberados de su desagradable situación actual, que les obliga a aplicar una política fiscal que, seguro estoy, no desean.
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