21/11/01

La cigarra y la hormiga

CESÁREO JARABO JORDÁN | Cada día lo veo más claro. Nuestros hijos van a ser quienes carguen con el sustento de la sociedad decrépita y aviejada que en breves años existirá en lo que quede de España.

Nuestros hijos, que por parte de esta sociedad sólo están recibiendo maltrato social, económico y cultural, serán constreñidos a mantener a la sociedad, a mantener a la misma sociedad que ha oprimido a sus padres y les está oprimiendo a ellos; a la sociedad que ha tratado de tercermundistas y de estúpidos a sus padres, porque en su momento se negaron a abortarlo.

Y yo me pregunto si nosotros, padres de familias numerosas, vamos a permitir que tal suceda.

Sí, sé que es muy duro; sé que quienes en otras ocasiones me indujeron a asesinar a mis hijos me van a espetar que soy insolidario, que no tengo presentes las necesidades de la sociedad. Y eso, como siempre, es mentira. Es tan sólo una artimaña más de quienes en su momento me negaron (y ahora mismo me niegan) la ayuda necesaria para la formación de mis hijos.

Yo manifiesto mi absoluta insolidaridad con una sociedad que se ha olvidado del hombre en cualquiera de sus estadios; me manifiesto insolidario con una sociedad a la que le importa considerar a los homosexuales como seres normales al tiempo que abandona a su suerte a las familias, al tiempo que fomenta el aborto y la eutanasia, los asilos para ancianos y las guarderías para niños. Me considero insolidario con una sociedad que ha vuelto la espalda a la familia.

Por ello, animo a las familias a que hablemos de nuestro porvenir; animo a las familias a que formemos foros, debates, donde cuestionemos nuestra participación en una sociedad que nos es manifiestamente hostil.

Por lo que a mí respecta, considero indispensable la constitución de un partido político dedicado a defender los intereses de un colectivo que siendo el más importante de la Nación es el más menospreciado.

Y el primero de esos intereses, entiendo, es desgajar a las familias de los compromisos con la Seguridad Social. Planteemos en un foro abierto la posibilidad de crear un seguro exclusivo para las familias; un seguro para quienes estamos aportando la mayor parte de los recursos y no rescatamos ninguno.

¿Por qué van a ser nuestros hijos quienes corran con el mantenimiento de las necesidades de quienes no han querido tener hijos?. ¿Por qué ellos han podido correrse todas las juergas que han querido, con la tranquilidad conocida de que llegada su vejez podrían seguir corriéndolas a costa de nuestros hijos?

Nosotros, las familias, somos la hormiga que durante el buen tiempo ha trabajado para la vejez y hemos acumulado bienes que garantizan el futuro: nuestros hijos. Quienes durante ese tiempo han cantado, llegado el invierno de la vejez… que bailen. ¿O es que la obligación de solidaridad solo es reclamable a la laboriosa hormiga, mientras que la cigarra solamente es depositaria de derechos?



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