14/6/01

Condena al terrorismo

CESÁREO JARABO JORDÁN | Los políticos se habían alarmado porque los Obispos se habían negado a suscribir una proclama política contra el terrorismo, cuando la Iglesia institución, a lo largo de todos estos años se ha limitado a callar –muy mal por la Iglesia, por cierto -, mientras los políticos se habían limitado a condenar el chorreo de atentados terroristas, “vinieran de donde vinieran” con la tranquilidad que daba saber sobre quienes recaían los mismos, y con la conciencia de que tal expresión creaba confusión.

Cuando el mismo terrorismo ha provocado un goteo de muertos sobre personas insertas en los partidos políticos, entonces sí, los partidos condenan el terrorismo… y exigen que los demás les apoyen en su condena, y en vez de apoyar a quienes siempre hemos estado en contra del terrorismo, se vuelven a cubrir de gloria, vuelven a crear confusión calificando de fascistas a los asesinos, cuando hasta hace poco los únicos que morían eran fascistas, y cuando los terroristas son tan marxistas, o más que los señores del PSOE o de Izquierda Unida, y tan nacionalistas como Convergencia y Unión o el PNV.

Pues bien, con una lógica hasta ahora inexistente en la Iglesia institución, los Obispos se han desmarcado del manifiesto político y yo, católico apostólico romano, lógicamente lo veo correcto.

Y lo veo correcto porque la Iglesia no debe alinearse con ideas políticas que no beben de la propia Iglesia, y mucho menos si defienden posturas radicalmente contrarias… y el sistema actual es radicalmente contrario al catolicismo.

Ahora, si la excomunión de los terroristas se produce (es algo que debía haberse producido hace muchos años), no puede ser interpretado como un espaldarazo al acuerdo de los políticos; es tan solo una coincidencia. La Iglesia cumple con su obligación, y los políticos toman acuerdos circunstanciales que hoy son y mañana pueden dejar de ser si los intereses políticos lo demandan. Decididamente no es lo mismo.

La Iglesia, además, y bajo mi humilde opinión, tendría que ir más allá. ¿Por qué no plantearse la excomunión de los políticos por una retahíla de cuestiones que me atrevo a adelantar?:

 Connivencia de silencio con el terrorismo mientras el terrorismo no les ha tocado a ellos (por cierto, tampoco ha habido mártires consagrados; solo seglares. Algo que diferencia la ocasión de lo sucedido en los años treinta del siglo XX ).

 Implantación de leyes abortistas, enfrentadas de raíz con la fe católica y con el mismo Derecho Natural. Estas leyes abortistas son el terrorismo más cobarde.

 Implantación del divorcio.

 Constante siembra de vicios de todo tipo y color.

 Creación de enfermedades por su pertinaz complejo todopoderoso (lluvia ácida, sida, vacas locas…) Tampoco éstas son cuestiones de las estén libres de culpa los políticos, y no me refiero al hecho de las enfermedades en sí, sino a que tales enfermedades son consecuencia de una actuación permanente, no ya inhumana, sino contra-natura, sembradas de manipulaciones de todo tipo y color: desde la manipulación de la información hasta la manipulación genética, pasando lógicamente por el control y la manipulación de la opinión pública.

 Implantación de la verdad colectiva e irracional por encima de la Verdad.

El etcétera puede seguir, y yo, como católico, reclamo doctrina a mis doctores; doctrina que no deben inventar, sino seguir lo que dicen los padres de la Iglesia, y aún más fácil, aplicar las encíclicas papales del último siglo y medio.

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