CESÁREO JARABO JORDÁN | Hay niños auténticamente desgraciados.
En Francia, en Europa, el Tribunal Supremo sentenció a favor de la muerte, principio y fin de los sistemas imperantes.
En Francia, en Europa, han “indemnizado” a un niño por no haber sido asesinado antes de nacer. El motivo: es mongólico.
Pero la principal desgracia de este niño no es ser mongólico, sino haber nacido en el seno de una familia desnaturalizada y de una sociedad atea, liberal y estúpida, que asesina a los niños, que asesina a los niños, que fabrica humanoides, que abandona a los ancianos, que se autodenomina libre, y basa esa libertad en el asesinato de los referidos y en el embotamiento de los sentidos de los demás miembros de la sociedad.
Sí, se llaman libres y son, ellos mismos, esclavos de las viles situaciones por ellos mismos creadas. Se llaman solidarios y deben serlo si el asunto consiste en reducir a la Humanidad a la misma esclavitud que ellos están sujetos.
Dada esa situación, que inexorablemente nos sitúa en el mayor de los holocaustos cometidos a lo largo de la historia en ninguna latitud, me pregunto cuándo, las personas libres pararemos tal instauración del asesinato metódico y legalizado.
Pero volviendo al caso concreto protagonizado por el Tribunal Supremo francés, yo, que por supuesto no soy francés ni europeo, me pregunto si también indemnizarán a los políticos.
En Francia, en Europa, el Tribunal Supremo sentenció a favor de la muerte, principio y fin de los sistemas imperantes.
En Francia, en Europa, han “indemnizado” a un niño por no haber sido asesinado antes de nacer. El motivo: es mongólico.
Pero la principal desgracia de este niño no es ser mongólico, sino haber nacido en el seno de una familia desnaturalizada y de una sociedad atea, liberal y estúpida, que asesina a los niños, que asesina a los niños, que fabrica humanoides, que abandona a los ancianos, que se autodenomina libre, y basa esa libertad en el asesinato de los referidos y en el embotamiento de los sentidos de los demás miembros de la sociedad.
Sí, se llaman libres y son, ellos mismos, esclavos de las viles situaciones por ellos mismos creadas. Se llaman solidarios y deben serlo si el asunto consiste en reducir a la Humanidad a la misma esclavitud que ellos están sujetos.
Dada esa situación, que inexorablemente nos sitúa en el mayor de los holocaustos cometidos a lo largo de la historia en ninguna latitud, me pregunto cuándo, las personas libres pararemos tal instauración del asesinato metódico y legalizado.
Pero volviendo al caso concreto protagonizado por el Tribunal Supremo francés, yo, que por supuesto no soy francés ni europeo, me pregunto si también indemnizarán a los políticos.
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